No sabemos si todos lo recordarán, pero hubo un tiempo en el que los programas de temática aventurera tuvieron una cierta fama. No hablamos exclusivamente del Grand Prix que triunfó en los años 90, sino de nuevos programas que no dejaban indiferente a nadie gracias a su entretenimiento: Humor Amarillo y Wipeout.

Hoy queremos centrarnos en este último. El programa, presentado por la valenciana Carmen Alcayde, se estrenó en el año 2009 en Telecinco. Cada domingo se emitía un nuevo programa en el que el deporte y la diversión se unían para ofrecer al espectador una serie de momentos de evasión impagables.

Cada programa contaba con 20 participantes, 10 mujeres y 10 hombres. En cada uno de ellos, realizaban una impresionante carrera de obstáculos al extremo. Wipeout no se grababa en España, sino que los concursantes debían viajar a 50 kilómetros de Buenos Aires, en Argentina, para poder optar a ser el ganador o ganadora.

Entre los obstáculos que debían hacer frente se encontraban rampas enormes, lagos artificiales, grúas móviles y un largo etcétera. Las pruebas se dividían en tres fases, denominadas “desafíos” y cada una de ellas contaba con eliminatorias y repescas.

Premios increíbles y pruebas espeluznantes

Viajar hasta tan lejos y ser la persona ganadora tiene un premio. Cada participante que conseguía pasar la Final Wipeout recibía un premio de 150.000 euros. Quien se proclamaba vencedor o vencedora era quien completaba la última fase en menos tiempo. Para ello, debían superar las anteriores. En la primera de ellas, los concursantes debían superar pruebas como un foso de agua o barro sin caer. Para ello, había que evitar bolas gigantes y puños que empujaban al agua o barro.

El desafío dos se conocía como El barredor, donde solo pasaban seis personas y cuyo ganador recibía 1.000 euros. El tercer desafío se llamaba “El pato mareado”, que constaba de una divertida prueba. La cuarta fase se centraba en la repesca de concursantes eliminados. La quinta y última prueba constaba de seis obstáculos, donde los 5 concursantes que quedaban, se jugaban el premio final en la última prueba.

Ojalá volviesen concursos de este tipo donde lo único que provocaba era risa y alegría en los espectadores. Esperemos que las televisiones tengan en cuenta en reclamo de muchas personas que demandan el retorno de este tipo de concursos tan familiares.